Bidaurreta, con 168 habitantes, es una localidad de fuertes pendientes. Si bien la presencia de arbolado en el casco urbano es alta, éstos están situados en los terraplenes, quedando su sombra desaprovechada en calles y plazas que sufren una fuerte insolación en los meses y horas más calurosas del año. Este mismo problema se repetía en la plaza principal de Bidaurreta, junto al edificio municipal e iglesia, dónde se sitúan los principales servicios del pueblo: bar-sociedad, ludoteca, salas para actividades culturales y deportivas e iglesia. Se trata de un lugar muy frecuentado, dónde conviven diferentes generaciones. En esta plaza existe una hilera de tilos sobre un terraplén, cuya sombra estába desaprovechada en las horas más calurosas del día. Con este proyecto se ha buscado generar un nuevo espacio a la sombra de los tilos y alejado de edificios y suelos de hormigón que no hacen sino aumentar el efecto isla calor. Este nuevo espacio se ha construido en voladizo sobre el terraplén y se han utilizado materiales con poca inercia de calor, como la madera. Además, al ser voladizo y alejado de los edificios, el suelo queda aireado y el viento circula libremente dotando al espacio de mayor frescura.

Además de buscar fortalecer la resiliencia del pueblo ante los efectos del cambio climático aprovechando los recursos naturales existentes, también se han perseguido otros objetivos como garantizar la accesibilidad a las personas con movilidad reducida evitando barreras arquitectónicas, garantizar el acceso al agua de boca instalando fuentes de agua, mejorar la conservación de la biodiversidad con la instalación de refugios para murciélagos que a su vez se comen los molestos mosquitos y garantizar la mejora térmica de los espacios públicos con mayor uso, generando espacios urbanos compactos y multifuncionales.

Se trata de un proyecto diseñado y ejecutado de manera participada en auzolan, trabajo comunitario. De un pueblo de 168 habitantes, han participado un total de 58 personas, se han convocado más de 50 auzolanes, lo que ha supuesto un total aproximado de 1.400 horas de trabajo comunitario. La organización de la ejecución del proyecto a través de auzolanes se ha hecho de manera novedosa, definiendo muy bien las fases del proyecto, las tareas concretas de cada fase, los materiales necesarios, la mano de obra necesaria y el conocimiento necesario (gremios). Se ha planificado hasta la colocación del último tornillo, de manera que todo el mundo pudiera participar en base a sus conocimientos y disponibilidad. Además, se han visibilizado tareas transversales que tradicionalmente han venido haciendo las mujeres pero que quedaban totalmente invisibilizadas: preparación de almuerzos, recopilación de facturas y pagos, gestión de seguros, gestión de subvenciones, etc. Todo ello coordinado por un grupo de personas que se ofreció a ello de manera voluntaria. La idea inicial, además, se ha ido adecuando y modificando a las necesidades que la población ha ido poniendo encima de la mesa a lo largo del proceso de participación.
Esto proyecto no podría haberse ejecutado sin la financiación de Gobierno de Navarra a
través de dos subvenciones con un total de total de 50.570€ que ha cubierto prácticamente el 100% de los gastos: 52.344,69€

“Subvención a Entidades Locales para acciones innovadoras en materia de urbanismo mediante la elaboración de documentos o inversiones en espacios públicos en el año 2023”: 24.372,08€ de subvención.

“Subvenciones a entidades locales para actuaciones de adaptación al cambio climático – Plan PIMA Cambio Climático (partida 2023)”: 26.197,92€ de subvención.

A esto, hay que añadir los costes de redacción de proyecto e instalación de fuente de agua ejecutadas en 2022 y financiadas por Gobierno de Navarra en la línea de las mismas subvenciones mencionadas anteriormente: 6.202,08€ de subvención de un coste total de 7.585,77€.